TU VESTIDO DE DÍA.

A la hora de elegir el conjunto nupcial existen una serie de detalles cruciales que es necesario tener en cuenta.No solo porque contribuirán a lucir perfecta en el gran día sino porque resultarán de gran ayuda en el proceso de decisión. Uno de ellos es precisamente el horario de la celebración. Y es que el estilo y complementos que exige un enlace diurno suelen ser diferentes de los propios de un matrimonio celebrado bajo el abrigo de la noche. Parece algo trivial pero puede marcar una gran diferencia.

Conviene descartar de entrada los tejidos pesados y densos e inclinarse más por los vaporosos y ligeros. La gasa, seda, chiffon, tul y organza son algunos de los materiales más indicados para un vestido de novia matinal. Brindan sensación de movimiento, viveza y sutilidad que armonizan con la energía que proporciona la luz del sol.

En cuanto tipo de vestido, los cortes de sirena, imperio, en A y rectos son los más indicados para acompañar una celebración en la claridad. Por el contrario, los estilos princesa, con desmedidos volúmenes en la falda y pesadez en sus líneas únicamente crean una imagen discrepante que no encaja con este horario nupcial.

Escotes como el strapless, en corazón y cuello en V constituyen una apuesta segura ya que el día invita siempre a cierta desnudez que muestre, con sutileza, algo de piel. Y si es una tez ligeramente bronceada, el efecto resulta deslumbrante. Por este mismo motivo, los modelos sin mangas también resultan de lo más favorecedores.

Los encajes son una apuesta aceptable con la condición de que se trate de diseños, una vez más, livianos y sencillos. Toda ostentación, en este sentido, puede provocar un aspecto cargado y sofocante,  en contraste con la luminosidad, que reste elegancia y estilo. Los bordados con toques simples, sin embargo, aportan glamour colmado de naturalidad.

Por su parte, las pedrerías, texturas imposibles y accesorios atrevidos resultan más apropiados para el embrujo de la noche. Pero ese misterio crepuscular queda oculto por  la pureza y lozanía característicos del día. De ahí que elementos colmados de espontaneidad, como las flores y las transparencias, acaben siendo los más aconsejados en este caso.

Y el color, más allá del clásico blanco de novia, admite variaciones como el toque marfil o aperlado o rosas pasteles para las más atrevidas. De lado quedarían los efectos brillantes y los toques champagne que confieren un matiz desproporcionado a un look natural y fresco.

No obstante, el horario de la celebración no es el único detalle que incide directamente en la elección del vestido de novia. El lugar del enlace es otra consideración importante ya que un jardín, el campo o el salón de un gran restaurante tienen exigencias específicas. Pero lo más importante de todo, independientemente de este tipo de reflexiones, es que la novia se sienta ella misma. Aunque suponga romper con el protocolo o las máximas nupciales tradicionales. Al fin y al cabo es su boda, su día, su momento.

 

Imagen: Pixabay