AROMA DE PAZ.

¿Sabes si eres una esposa alternativa? Si sientes cierta inclinación por celebrar tu boda con cierto toque desaliñado o sueñas con festejar el enlace en un ambiente íntimo y una ubicación perdida en la inmensidad de un valle utópico, entonces puedes considerar que lo eres. En este caso, todos los detalles deberán ir en sintonía con ese espíritu distinto que va a impregnar la fiesta.  

Así para el ramo, fiel acompañante del vestido de novia,  será muy recomendable emplear flores y  plantas características de la zona donde va a tener lugar la celebración para poder crear la atmósfera adecuada. Pero también existe una apuesta infalible para conseguirlo. De hecho, entre finales de Junio y mitad de Agosto, los campos se revisten de un violeta muy característico y de un aroma intenso y fresco que no tienen parangón. Se trata de la lavanda, flor femenina donde las haya.

Su color pálido teñido de  púrpura se relaciona con el mundo de la realeza por lo que transmite elegancia, refinamiento y lujo. Combina muy bien con ambientes decorados en blanco (perfecto para el conjunto nupcial!), velas blancas y cintas de rafia que se pueden colocar en las servilletas o en la misma mesa del banquete. Sus espigas también pueden resultar de lo más decorativas para colocar en lugares estratégicos y crear un escenario agreste y calmo. Y es que a la lavanda se la relaciona con la pureza y el silencio por lo que resulta perfecta para dotar de serenidad y sensación de paz cualquier encuentro.

No en vano es una flor que ha sido apreciada desde tiempos inmemoriales y valorada como hierba aromática por muchas civilizaciones del pasado. Los romanos, por ejemplo,  la utilizaban para sus ruegos a los dioses y en sus rituales; los  egipcios la incluían como ingrediente en sus cosméticos y otros productos y los griegos hacían uso de ella como perfume. El hecho es que sus propiedades aromáticas han sido siempre muy bien consideradas y aprovechadas también para asuntos del amor.

Lavanda para pócimas de atracción del sexo opuesto, para rituales con los que calmar o dulcificar una relación o incluso, combinada con romero, para asegurar la castidad de una mujer, tal y como ocurría en el siglo XVI. En definitiva, una flor ligada históricamente al amor que casa perfectamente con la celebración de una boda.

Así pues, hacerla parte integrante del decorado nupcial parece una idea de lo más interesante. Se puede, además, realizar composiciones diversas con otras flores de tonalidades azules y lilas para un efecto sereno y relajante que ahuyentará todos los problemas y dejará solo espacio para la felicidad. Una receta infalible para una boda armónica y apacible.

 

Fuentes: matrimonio.it/estilomujer/decoratrix/fengshui
Imagen: Pixabay.