TRASH THE DRESS

El vestido de novia es como flor de un día (nunca mejor dicho). Y es que realmente lo disfrutas en una única fecha

para después contemplar cómo desaparece en el recuerdo o entre páginas de un álbum nupcial. Cierto, admirar lo hermoso que era te provocará siempre una gran sonrisa pero también cierta nostalgia porque apenas pudiste sacarle verdadero partido.

Tranquila, existe una alternativa para que tu conjunto de bodas no caiga en manos del pasado tan rápidamente. Para que tu inversión y, sobre todo, la magia que te envolvió aquel día pueda ser, en cierto modo, resucitado y devuelto a la vida. Para que sientas, casi, casi, que te has casado dos veces (con el mismo hombre, claro!).

Descubrirás, además, que este deseo de recuperar esa sensación espectacular e inolvidable que supone llevar una joya de prenda como esta es algo que comparten muchas mujeres a lo largo y ancho del globo. Y, de hecho, se está convirtiendo en toda una tendencia…¿quieres saber en qué consiste?

Se le denomina TRASH THE DRESS, y es ya muy popular en Europa y en EEUU. Dió sus primeros pasos hace una década cuando una cada vez mayor cantidad de novias comenzaron a publicar fotografías, muy cuidadas estéticamente (casi de producción profesional) en las que, sencillamente, hacían de todo y más con sus vestidos para darles su segunda y última oportunidad. Entornos naturales y salvajes, decadentes, urbanos, alternativos, provocativos (como cementerios) o en ruinas. Poses totalmente distintas a las clásicas del álbum de bodas (sobre la arena, el barro, bajo la lluvia…), con las que se divertían como no hicieron en su momento. Al final de la sesión el vestido quedaba completamente arruinado en una especie de proclamación de que, ahora sí, la boda ha concluido y el vestido no lo podrá lucir ninguna otra mujer.

El objetivo de esta iniciativa no era tanto la destrozar el vestido sino la de crear algo completamente diferente y acorde con la personalidad de cada novia. Así lo explicó Mark Eric, fotógrafo que impuso esta moda. «El foco está puesto en la novia y no en el vestido. Se trata realmente de reflejar la personalidad de ella a través de un trabajo creativo de fotografía. La ceremonia ha terminado y la novia está más relajada. Se trata, por sobre todo de divertirse«»

Quizá no necesites subirte a una grúa o lanzarte en parapente, ni cubrirte de lodo o escalar un árbol, pero tal vez puedas pasarlo bien sin deteriorar la prenda. Lo puedes hacer simplemente incorporando elementos de los que prescindiste para el día oficial del enlace, modificando o exagerando maquillaje, añadiendo accesorios extremadamente sexys o surrealistas, variando el escenario…La idea es que dejes atrás los convencionalismos y seas más que nunca tú (sola o acompañada por quien quieras).

Si eres previsora puedes pedirle al profesional de la imagen que se ocupará de las fotos el día de tu boda que contemple esta segunda sesión en el presupuesto para poder llevarla a cabo cuando mejor os venga. Convendría evitar hacerlo inmediatamente después del enlace para que, una vez pasado el tiempo y olvidada la sensación de ser la reina del baile, puedas recuperarla y disfrutarla intensamente. Busca romper con lo que fue tu matrimonio. Hazte las fotos de noche si te casaste de día, en el interior de algún lugar que signifique mucho para tí si te casaste al aire libre (o al contrario), bajo la tormenta si lució el sol o sobre un caballo si siempre lo soñaste…No dejes nada en el tintero, valdrá la pena.

Y después, si no has hecho nada descabellado, solo tendrás que llevarlo a la tintorería y admirar su belleza con todavía más recuerdos acurrucados entre sus pliegues…¿Y las fotos? Utilizalas para un álbum alternativo; para enviar mailings de agradecimiento por la asistencia al enlace; para acompañar un regalo de aniversario; para hacer un vídeo y revivir la experiencia de la mano de tu amado…Tu imaginación manda. Déjate llevar.

Imagen: Dreamstime.