PRELIMINARES.

El día de la boda está cargado de emoción y uno de los momentos más significativos para cualquier novia es el instante en el que debe enfundarse el vestido de novia. Es entonces cuando su sueño cobra vida y empieza la magia…Pero antes de hacerlo, conviene tener en cuenta algunos detalles para que el ritual discurra con fluidez y sin contratiempos.

Parece obvio pero, teniendo en cuenta el horario del enlace, habrá que desayunar o comer de modo que, una vez que la futura esposa esté vestida, no necesite recurrir a ningún tentempié y pueda limitarse a beber agua únicamente. Con el estómago lleno (aunque los nervios reduzcan el apetito) será más fácil afrontar las intensas horas que se acercan…

Evidentemente, también será necesario pasar por el baño para que no surjan necesidades inoportunas una vez comenzado el laborioso proceso de ponerse el vestido. Cada detalle debe estar perfectamente colocado por lo que resulta aconsejable prevenir urgencias de este tipo. Y, aprovechando el momento, esta es la ocasión de lavarse los dientes, cosa que es mejor evitar a toda costa una vez que la prometida esté lista.

Todo el estilismo, incluyendo peinado y maquillaje, debe estar finalizado previamente ya que podría dañar o ensuciar el vestido si no se realiza con anterioridad. Por este motivo se recomienda contar con una bata de novia que resulta mucho más cómoda y puede soportar cualquier percance.

Conforme se acerca la hora y se van ultimando los detalles, los nervios van en aumento por lo que, para evitar cualquier crisis emocional a causa de la excitación y las prisas, es más que recomendable calcular una media hora larga para todo el proceso. Inmediatamente después, se puede aprovechar para sacar alguna foto de recuerdo de un momento especialmente emotivo y único.

Y ahora…¡solo queda ponerse en camino!

Imagen: Pexels.