PODER BAILAR.

Toda ceremonia se engalana de momentos llenos de emoción (y de lágrimas)que conmueven a novios e invitados. Instantes de sinceridad, complicidad, devoción y amor que provocan intensas sensaciones y erizan la piel. Pero, tras su largo reguero de emotividad, siempre acaba llegando el espíritu festivo: esa fuerza explosiva de celebración que invita a todos a reír, cantar y bailar. Y la novia no es excepción.

Lo que es evidente es que ciertos vestidos pueden limitar la libertad de movimientos necesaria para dar rienda suelta al júbilo propio del festejo. De ahí que, cada vez con más asiduidad, las futuras esposas decidan cambiar el atuendo nupcial por otro más práctico para poder lanzarse a la pista de baile sin impedimento alguno. Todo un acierto si se desea disfrutar de la música sin pensar en evitar un inoportuno traspiés.

En este caso, la elección puede resultar complicada aunque, en realidad, cualquier opción es más que válida. Vestidos cortos, ajustados o amplios y sueltos. Lo importante, en todo caso, es evitar las exageraciones ya que se trata de un baile de bodas, no de una exhibición acróbata en una discoteca de moda…Un consejo: si el vestido de la ceremonia ha sido blanco, seguid optando por el blanco. Siempre podéis añadir algún accesorio de color que dará vida y luz al conjunto!

Por otro lado, hay muchas otras novias que prefieren lucir su vestido hasta el final. Y es que, al fin y al cabo, es una prenda de una sola ocasión. ¿Por qué no aprovecharla al máximo? Esto implica que deberán elegir su vestido teniendo en cuenta que, antes o después, se enfrentará a los embistes de un resuelto dj y que deberá, por tanto, reunir una serie de características específicas.

En estos casos se recomienda renunciar de antemano a los modelos con faldas amplias y voluminosas que pueden resultar de lo más engorrosas a la hora de bailar. Es decir, que conviene abstenerse de larguras excesivas que se arrastran o de vestidos que incorporen enaguas con aros ya que resulta del todo imposible desplazarse con ellos sin arrollar o pisotear los pliegues. También es aconsejable evitar los corsés (a menos que sean poco ceñidos),  los tejidos densos y pesados y optar por los vestidos confeccionados con materiales ligeros que no entorpezcan los movimientos.

En definitiva, sea con el vestido de la ceremonia o con otro, es crucial que la novia se sienta cómoda en todo momento y pueda disfrutar sin limitaciones de una fecha tan especial. De ahí que, a la hora de elegir el vestido, tendréis que prever las exigencias a las que vais  a someter el conjunto para que no haya sorpresas. Porque tiene que ser el vestido de vuestros sueños…¡pero también de vuestro baile!

Imagen: Pixabay