JUEGO DE DAMAS

Una boda no deja de ser un momento de fuerte impacto emotivo para la novia que desea que todo salga a la perfección.

Y esto puede generar mucho estrés. Es aquí donde entran en juego las damas de honor, mujeres de su círculo más íntimo y de plena confianza, que juegan un rol clave a la hora de aligerar el peso y la preocupación de la futura esposa. Y es que aportarán seguridad, apoyo y asistencia y se encargarán de que todos los detalles organizativos resulten lo más leves posible para la novia. Ahí es nada.

Es decir, tener el privilegio de cumplir este papel en el enlace, va más allá de lucir un vestido especial o de ocupar una posición especial durante la celebración. Implica también desarrollar una gran cantidad de tareas que pueden resultar muy exigentes: organizar la despedida de novias; colaborar en la búsqueda de ideas para el enlace; participar en la elección del vestido, del estilismo del peinado y del maquillaje; colaborar en la colocación del vestido, pero también ocuparse del traslado de la novia al lugar de la ceremonia; de la recepción de los invitados; de la entrega de los recuerdos de boda, gestión de las peticiones y consultas del fotógrafo o del servicio de catering…En definitiva,prácticamente todo deberá ser sometido a la supervisión de estas damas. Y así la prometida podrá liberarse de algunas responsabilidades y centrarse en ella para  vivir plenamente esta experiencia única.

Generalmente se trata de las mejores amigas, hermanas o parientes, con los que la novia mantiene una muy estrecha relación, las que desempeñarán esta importante labor. Función que puede resumirse como la disponibilidad absoluta para acompañar a la novia en cada pequeño (o grande) cometido que tenga que ver con la organización de la boda (y preliminares) y que culminará al finalizar la celebración. Y es que también será cosa suya hacer frente a todos los contratiempos que puedan sobrevenir, atender los requerimientos de la novia en cada momento, amenizar la fiesta….Desde luego, no serán las primeras en irse a la cama.

En cuanto al número, varía de un mínimo de tres hasta un máximo de ocho y las reglas que se aplican para el paseo nupcial se modifican según el caso.
* Si son menos de tres, abren el desfile y entran en fila de una en una.
* Si son número par, avanzarán en parejas abriendo el camino a los novios.
* Si son número impar, una primera dama abrirá el desfile por delante de la novia mientras las demás le seguirán por detrás.

Lo más habitual es que, de entre todas las damas, una ejerza de líder para coordinar las tareas de las demás, acomodar la cola del vestido y el velo de la novia (si lo lleva) y tener a disposición un kit de emergencia nupcial a mano en todo momento con pañuelos de papel para esas lágrimas de felicidad, cosméticos para reparar irregularidades por el sudor o el llanto, aguja e hilo para un desafortunado descosido…etc. Otra de sus grandes responsabilidades será la de ofrecer un conmovedor discurso durante el banquete. Palabras sentidas, sinceras y emocionantes (tal vez con alguna anécdota divertida) que brinden solemnidad al momento sin caer en el aburrimiento o los excesos. Lo importante es que abandone cualquier afán de protagonismo y no cree situaciones incómodas para nadie. Una tarea de lo más exigente pero que, realizada con gusto y cariño, puede convertirse en uno de los recuerdos más bonitos de los novios.

Y algo en lo que no pueden fallar las damas de honor es en ofrecer su más incondicional apoyo emocional a alguien que quieren tanto y que está en medio de una de las experiencias más conmovedoras y sensacionales de su vida. Los nervios estarán a flor de piel y, más que nunca, la novia necesitará una mano amiga que le diga que todo va a ir bien.

¿Estáis preparadas para esta significativa misión nupcial?

Fuentes: nupciasmagazine/lemienozze/matrimonio.com/eventinscena.
Imagen: Dreamstime.