ALGO PRESTADO…

De entre todas las tradiciones de boda, quizá sea esta la más popular. Llevar algo prestado por alguien que ha sido,fue o es feliz en su matrimonio es un imprescindible para cualquier novia. Generalmente se recurre a las mujeres de la familia pero no tiene por qué estar cerrado al círculo más íntimo. Una buena amiga felizmente casada también puede hacer los honores.

La antigua superstición establecía que, para atraer la dicha a una pareja prometida, era necesario que la futura esposa luciese algún objeto perteneciente a otra persona que ya hubiera sido afortunada en su relación matrimonial. De esta manera se pretendía asegurar a la novia una feliz vida sin perder el contacto con sus seres queridos ya que, por norma general, era las madres o abuelas las que se protagonizaban este singular préstamo.

Pero los tiempos han evolucionado. Y  hoy en día no tiene por qué ser una mujer ni pertenecer a la familia para facilitar ese preciado objeto. Cierto es que lo más sencillo es recuperar alguna vieja joya femenina que pueda complementar el conjunto nupcial pero también se puede innovar e introducir alternativas audaces a esta antigua costumbre. ¿Por qué no unos gemelos del abuelo decorando el ramo? ¿O una de sus corbatas favoritas cerrándolo?

No obstante, y volviendo a los clásicos, lo más habitual es que la novia decida a quién quiere pedir la pieza prestada aunque suele ser la elegida quien decide de qué va a tratarse. Generalmente son unos pendientes, un prendido para el cabello o para el vestido pero también pueden ser unos guantes, el velo, un tocado o el cancan. Igualmente válido es tomar prestados los zapatos de otra novia a quien se considere muy especial; un perfume o incluso un vals de apertura de baile (aunque devolverlo, como reza la tradición, no será nada fácil).

Una vez más, la imaginación tiene la última palabra. Cada novia tiene su propio estilo y personalidad y sabe perfectamente quién tiene un gran significado para ella. Convendría en este punto, deshacerse de prejuicios y del peso de las elecciones más acostumbradas para dar con la pieza perfecta. Y lucirla o disfrutarla sabiendo que se ha cumplido con la tradición y que la buena fortuna está de tu parte.

Imagen: Pixabay.